Murió Arthur C. Clarke, referente de la ciencia ficción
Aventurarse hacia lo imposible
Clarke es uno de los clásicos indiscutidos de la ciencia ficción. “La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible” dijo quien en su último cumpleaños, en diciembre de 2007, expresó su deseo de recibir un llamado telefónico de E.T.
SRI LANKA.- El escritor británico de ciencia ficción Arthur C. Clarke falleció ayer en un hospital de Sri Lanka a la edad de 90 años, anunció su ayudante Rohan de Silva.
Autor del libro que inspiró al director de cine Stanley Kubrick para el clásico “2001, Odisea del espacio”, Clarke había sido hospitalizado en diversas ocasiones por una insuficiencia respiratoria después de su 90º aniversario, en diciembre pasado.
“Sir Arthur acaba de morir en el Hospital Apollo” de Colombo, indicó Da Silva.
Clarke, que en 1945 previó el desarrollo de las comunicaciones por satélite, escribió más de 90 libros a lo largo de su carrera. Era el más célebre de los extranjeros residentes en Sri Lanka, en donde una academia lleva su nombre.
Sin lugar a dudas, el impacto que produjo el filme de Kubrick en 1968 contribuyó a acrecentar la fama de Clarke, pero sus merecimientos ya le habían garantizado un lugar de privilegio entre los escritores de ciencia ficción mucho antes de que se estrenara la polémica película. Es que Clarke tiene en su obra otros títulos mucho más relevantes que la breve novela que inspiró a Kubrick: “El fin de la infancia” (1953) y “Cita con Rama” (1973) son algunas de ellas.
Arthur Charles Clarke nació el 16 de diciembre de 1917 en Minehead, Somerset, en Inglaterra; cuando tenía 19 años se mudó a Londres para dedicarse al estudio de ciencias, pero paralelamente comenzó a desarrollar una carrera como escritor; finalmente, la literatura desplazó a las ciencias, y en 1937 publicó su primer relato de ciencia ficción.
El comienzo de la II Guerra Mundial lo obligó a abandonar temporalmente su tarea como autor ; durante el conflicto se especializó en la operación de radares y sirvió en la Fuerza Aérea británica.
Anticipación científica
Clarke se dedicó al estudio de la comunicación satelital a través de mecanismos instalados en órbitas geoestacionarias; en 1945 publicó un ensayo sobre el tema que años más tarde sería aplicado en la práctica. En honor a su tarea y a la elaboración de esta teoría, la órbita en la que se ubican los satélites de comunicaciones en la actualidad se denomina “Orbita de Clarke”.
Después de la finalización de la guerra, volvieron a publicarse artículos de ciencia ficción firmados por Clarke hasta que alcanzó una repercusión consagratoria con la aparición de “El fin de la infancia”, considerada una de las obras maestras del género.
La creciente fama de Clarke como uno de los más consistentes autores de ciencia ficción recibió un nuevo impulso con la publicación de “El fin de la infancia”. La aparición de “La ciudad y las estrellas”, una sobrecogedora anticipación de los efectos de la tecnología aplicada al desarrollo de una ciudad en un planeta devastado, terminó de consolidar su bien ganada fama de científico dedicado a la literatura.
La carrera espacial
A fines de la década del 60, Clarke participó desde la cadena de televisión estadounidense CBS de las transmisiones organizadas para difundir la llegada del hombre a la Luna; junto con el astronauta norteamericano Wally Schirra comentó el alunizaje de la cápsula Apolo. El escritor también participó de las transmisiones que realizó la cadena de televisión sobre las misiones Apolo 12 y Apolo 15.
Clarke fijó su residencia en Sri Lanka en 1956. Desde allí lanzó en 1973 “Cita con Rama” (una de las novelas más premiadas del género). La obra inció una serie que continuó en 1989, 1991 y 1993. Ganó el premio Hugo (una suerte de Nobel dentro de la ciencia ficción) en 1973 y, nuevamente, en 1980 por “Fuentes del paraíso”.
En la obra de Clarke se destaca una última etapa, a finales de los ‘80 y en los ‘90, donde comparte la autoría de sus principales títulos, cierra sus grandes sagas (Rama y 2001), y muestra un perfil claramente político-social como en “Factor Detonante” o “Sismo Grado 10”, sin perder el carácter de obra de ciencia ficción. Su rigurosidad científica lo llevó a ser incluido entre los autores de ciencia ficción dura
En su honor, se bautizó con su nombre a un asteroide, 4923, y una especie de dinosaurio ceratopsiano, el Serendipaceratops arthurcclarkei descubierto en Australia. (Télam-NA-Especial)
FUENTE: lagaceta.com
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