Desaparece la selva tucumana

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El avance de la agricultura a través de extensas y descontroladas plantaciones de caña de azúcar y de soja, principalmente, dejaron a la región pedemontana de la Selva Tucumano Boliviana al borde de su desaparición. La importancia de un espacio que concentra hasta 50% de la biodiversidad del país. Un informe dramático realizado por Greenpeace.  

La cifra alarma y pide a gritos un cambio radical. La Selva Tucumano Boliviana o Selva de Yungas está a un paso de desaparecer. Más del 90 por ciento de la superficie original de la región pedemontana de esta selva ya fue devastado para la generación de cultivos de caña de azúcar y, en los últimos años, por plantaciones de soja. 

 

 

A partir de un informe elaborado por la organización ambientalista internacional Greenpeace en cuanto a la situación de los recursos forestales a nivel global y en cada una de las regiones del país, se permitió traducir en números y estadísticas concretas la destrucción sin control de las reservas boscosas nacionales, entre ellas las de Tucumán.  

Para tener una noción de la importancia de Las Yungas como recurso natural, se determinó, por ejemplo, que esta región llega a acumular el 50 por ciento de la biodiversidad del país. Aquí están representadas 120 especies de mamíferos, 30 especies de anfibios, y ocho de las diez especies de felinos neotropicales. Es hábitat de reptiles y varias especies de serpientes, insectos, arañas y roedores; y alberga más de 500 especies de aves, cerca del 50% de la avifauna del país, según un estudio de la Fundación ProYungas, tomado por Greenpeace. 

Según el informe, la introducción en las últimas décadas de maquinaria pesada (topadoras para la apertura de caminos y motoarrastradoras y motosierras para la extracción de los rollizos) sitios que hasta ese entonces se mantenían vírgenes dada su nula accesibilidad comenzaron a ser arrasados para extender las áreas de cultivo, especialmente caña de azúcar, a partir de los sostenido por el Inventario Nacional de Bosques Nativos, realizado por la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación el año pasado. 

Junto a los efectos negativos causados por el ganado sin un control adecuado, los desmontes realizados mediante el rozado y quema del residuo para habilitar tierras de cultivo generaron importantes claros sin vegetación. “Esto se debe a que luego de pocos años de cultivo intensivo, son abandonadas ante los bajos rendimientos obtenidos como consecuencia del mal manejo realizado y la consiguiente destrucción del suelo”, agrega el informe de Greenpeace. 

Hoy, esta castigada zona comprendida entre el sur de Bolivia y las laderas orientales de Sierras Subandinas provincias de Salta, Jujuy, Tucumán y Catamarca, sólo cuenta con 3,7 millones de hectáreas.

 

 

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